La historia parece llegar casi a su final
En el año 61 D.C., Britania está dividida.
Las tribus britanas han sido derrotadas. Pero su líder, Boudica, y la mayoría de sus
guerreros siguen en libertad. Y, desde su victoria en la emboscada, tienen en su poder el
estandarte del águila de la Novena Legión, que exhiben como prueba de que Roma aún
puede ser vencida. Claramente, las brasas de la rebelión siguen candentes
El precio ha sido alto para los ejércitos del Imperio, con innumerables hombres caídos y
las principales ciudades en ruinas. Los cadáveres aún yacen esparcidos por las calles. Y,
entretanto, el ahora cansado y dolido centurión Macro no es capaz de olvidar que
también su madre pereció en el ataque a Londinium, y no puede evitar sentirse
consumido por el deseo de venganza.
Sin embargo, no hay tiempo para lamentos. En el prefecto Cato y él mismo recae la
misión de dar caza a los supervivientes enemigos del ejército rebelde. La orden es clara:
no habrá paz hasta que la reina Boudica sea capturada o muerta. El honor romano sólo
quedará restaurado cuando se recupere el estandarte del águila