Este libro que tienes entre las manos desafía lo conocido, la interpretación
del mundo que nos han enseñado. Nos enseñaron que hay que
temer a la muerte y Rafael nos dice que donde tantos veían muerte,
floreció la vida y que la muerte supone la mayor seguridad. Nos dijeron
que no hay que fracasar, y él nos dice que todo puede convertirse
en gracia, que la fuerza proviene de las derrotas, y que en toda angustia
hay una salida. Nos dijeron que nuestra vida está marcada por un
tiempo lineal, que fluye del pasado hacia el futuro, y que ocupamos
un lugar determinado en el espacio. La física teórica ya ha desmentido
esto.
Rafael está muy atento al milagro de la respiración, no desenfoca su
mirada, sino que descubre el aliento de vida en su interior. Por eso nos
dice algunas cosas que desafían nuestra forma de entender el mundo.
Y nos habla también de un sorprendente encuentro que sucede en un
lugar sin lugar, ajeno al tiempo. Describe una fuerza atemporal, ajena
al calendario, que nos permite nacer al instante, que nos libera de las
ataduras espacio-temporales.