Muchos análisis filosóficos sobre el ser humano parten de las nociones de cuerpo, alma y espíritu como prácticamente evidentes.
El profundo y audaz ensayo que el lector tiene entre sus manos busca mostrar que es posible cuestionar radicalmente esta evidencia y partir de realidades previas (y conceptos correspondientes más fundamentales). En especial, sostiene que hablar de cuerpo es imponer de antemano una solución; no en vano, cuando se inicia una investigación resulta improcedente admitir las coordenadas de cierta ontología. El hecho primitivo es, en cambio, la inserción en el mundo. Esta «pertenencia» admite grados y múltiples posibilidades, a la vez que implica una reestructuración radical de la ontología. En el fondo, «pertenecer» es sinónimo de ser, y no únicamente para la realidad humana.
Por último, el autor explora los sentidos de la pertenencia, y al hacerlo ofrece una sorprendente reivindicación de la importancia de lo espacial y una visión original de la conciencia, el conocimiento y la voluntad.