"La primera misericordia que esta "cultura" necesita es la "provocación de la verdad"; y el cristianismo la ofrece como ideal de vida posible y deseable" (p.164). "En 1989, del 12 al 18 de febrero, fui llamado a predicar los Ejercicios espirituales en el Vaticano. Tener entre los "ejercitantes" que escuchaban con humildad y paciencia mis reflexiones, no sólo a los cardenales y a los prelados de la curia, sino también al papa Juan Pablo II fue ciertamente una experiencia insólita y emocionante en sí misma, que creo que fui capaz de afrontar con sencillez" (G. Biffi).