El judaísmo fue el primero en confesar la existencia de un único Dios que
era, al mismo tiempo, dios de Israel y dios del universo. Esta idea de un dios
único fue asumida después por el cristianismo y el islam. Sin embargo, si
miramos más de cerca la Biblia judía y la Biblia cristiana, así como el Corán,
encontramos textos que admiten la existencia de otros dioses.
¿Cómo ese dios de Israel, entre una pluralidad de divinidades, llegó a ser
Dios? Es el enigma que esta inmersión en las fuentes del monoteísmo busca
esclarecer, recorriendo a lo largo de un milenio las etapas de su «invención».
A la luz de la crítica histórica, filológica y exegética, y de los más recientes
descubrimientos de la arqueología y la epigrafía, Römer ofrece las
respuestas de una investigación apasionante, siguiendo las huellas de una
divinidad de la tormenta y de la guerra erigido, tras su «victoria» sobre sus
rivales, en dios único, universal y trascendente.