Quien quiere vivir tiene dónde vivir. Acérquese, crea, forme parte de
este cuerpo para ser vivificado. No rehúye la compañía de sus
miembros. Este texto de san Agustín sintetiza magníficamente el
contenido de esta obra, que afronta la cuestión de cómo la Iglesia es
un lugar habitable, una morada donde vivir la vocación a la felicidad
que alberga el corazón de todo hombre. En un mundo donde el
afecto de pertenencia se pone en entredicho y la desafección hacia
la Iglesia crece, se trata de mostrar en qué modo la comunión
eclesial es un espacio de verdadera libertad, un ambiente en el que
aspirar a la santidad. Juan de Dios Larrú, DCJM (Madrid 1962), es
ingeniero industrial del ICAI por la Universidad Pontificia Comillas y
doctor en Teología por el Instituto Juan Pablo II para estudios sobre
matrimonio y familia. En la actualidad es profesor numerario de
Teología moral en la Facultad de Teología de la Universidad San
Dámaso de Madrid. De su amplia bibliografía, pueden destacarse El
éxodo de la moral fundamental (2010), El sello en el corazón,
Ensayo de espiritualidad matrimonial y familiar (2015) y la familia,
escuela de la misericordia divina (2016), publicado en la BAC.