He aquí una nueva mirada sobre la familia en la que, sin prescindir en absoluto de la doctrina eclesial sobre el matrimonio y la familia, se incorpora una triple impostación: la misericordia; la gradualidad de los procesos humanos y familiares; y el sentido pastoral, para evitar que la aplicación indiscriminada de la doctrina genere situaciones que rechinen contra el sentido común y el sentido del evangelio. Ello exige una reflexión seria para ir moldeando los cauces, modos, caminos y razones que la conformen y sostengan.