Cuando Tecla Osorio se esfuma sin dejar rastro en un pueblo perdido de Castilla, su desaparición se convierte en un eco del silencio impuesto por el olvido. En 2009, once años después, su aparición inesperada desata un torbellino de emociones y secretos largamente enterrados, en su familia, en sus allegados, pero también en toda la comunidad, sin olvidar a la Guardia Civil, que debe reabrir un caso que nunca llegó a instruir como es debido.
Con la violencia y la tensión apagadas de las novelas cortas de García Márquez y el misterio de las películas de David Lynch, la prosa afilada de la autora disecciona las entrañas de una sociedad atrapada entre el presente y un pasado que se niega a morir.
Eduardo Gallarza concluye en su postfacio : «Pocas novelas he leído bueno, prácticamente ninguna que logren con mayor certeza, concisión y elegancia desarmar los postizos de la civilización para dejarnos ante la desnudez del alma. Que cada lector saque provecho de su paseo por el infierno».