Si algo busca un pastor es encender la llama de la Esperanza en su pueblo. Ella es, en definitiva, la que lo sostiene todo en el corazón creyente. Pero no nos engañamos: la fe no nos ahorra las dificultades ni los contratiempos de la vida. No siempre es fácil caminar. A veces el combate de la vida se vuelve arduo y cansado, hasta el punto de vernos tentados de desesperanza.