Autor de una obra literaria imponente e ininterrumpida en el tiempo, de una
trayectoria que ha recorrido con honestidad y clarividencia los adentros más
hondos del ser humano, la trascendencia que corona la vida en
incertidumbres y esperanzas, Pedro Villarejo entrega con este libro su mejor
trabajo hasta la fecha, y eso es una noticia extraordinaria para la literatura,
para la vida que se celebra y para sus lectores, que habitan repartidos por
los puntos más alejados de este mundo. Escrito con una prosa noble, tensa
y precisa, sin alardes innecesarios, a medio camino entre la novela histórica,
el género epistolar, el diario íntimo y el homenaje más agradecido, La
escalera quebrada es un libro definitivo, y así hay que proclamarlo. A partir
de la revelación universal que supone el hallazgo de las cartas encontradas
por el padre Antonio Molina y entregadas a nuestro autor, estas páginas,
esta aventura que es una constante invitación a nacer de nuevo, celebran al
santo y al poeta del que todos los que creemos en la belleza, la libertad y el
entendimiento procedemos, el hombre del que todos somos prórroga: fray
Juan de la Cruz (Simón Partal).