Esta obra posee tantas capas y es tan rica emocionalmente, tan
ingeniosa y sorprendente como cualquiera de sus mejores
novelas. Para Banville, criado en un pequeño pueblo cerca de
Dublín, la ciudad fue al principio un lugar apasionante, pero
cuando fue mayor de edad y se instaló allí, se convirtió en el telón
de fondo de sus insatisfacciones y no tuvo un papel en sus libros
hasta la serie de Quirke. Aquella fascinación infantil permaneció
oculta en su memoria. Pero aquí, mientras nos guía y se deleita
con la historia dublinesa, saca a la luz los recuerdos ligados a
lugares y momentos formativos. Un tour maravilloso por Dublín,
un elogio tierno y poderoso de una época y un lugar que dieron
forma a «un artista adolescente».