Se puede quemar un papel con ayuda del sol y una lupa. Esta concentra
los rayos solares en un punto minúsculo pero de gran intensidad, de modo
que la temperatura sube hasta hacer arder el papel. De modo análogo, la
adoración «concentra» todas las referencias al Creador (fe, alabanza, gratitud,
amor
), en un acto único de muy elevada temperatura espiritual, permitiendo
al Espíritu Santo llegar a la médula del alma e incendiarla con el
fuego del amor a Dios.
Y, más importante aún, la adoración es el pórtico de acceso a la intimidad
con Dios. Los pasos más elevados de la vida espiritual se apoyan en
la adoración, porque se sobrescriben en el Amor recibido de Dios que se
aprehende en todo su esplendor solo cuando se capta la grandeza de Dios
y la pequeñez de la criatura. Es decir, cuando se comienza a adorar.