Ning n humano sabe de la exitencia de Frondosa hasta que Kinclus irrumpe con su moto de nieve improvisada rompiendo la calma del invierno frondosiano. Tiene diez años, acaba de escapar de la explotaci n del malvado Graylock y no tiene ad nde ir. Pero los frondosianos no son seres confiados, y menos cuando se trata de humanos; así que Kinclus tendrá que ganarse un hueco en esta pequeña comunidad si no quiere abandonar el bosque y caer de nuevo en las garras de Graylock.