"Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?". Es decir, ¿cómo defender clara e íntegramente la singularidad y la universalidad de Jesucristo sin incurrir en un exclusivismo salvífico fundamentalista y sectario? ¿Cómo salvaguardar la identidad cristiana y, a la vez, convivir y colaborar de forma no solo tolerante, sino respetuosa, con miembros de otras culturas y religiones, aprendiendo unos de otros a través del diálogo?