Esta obra analiza la acción que Lucas atribuye al Espíritu Santo en el desarrollo del plan salvífico de Dios. Pablo y Juan destacan la acción interior santificadora del Espíritu. Lucas percibe la intervención del Espíritu en los grandes acontecimientos que marcan nuevos rumbos en el pueblo de Dios: la inspiración de los profetas, la consagración mesiánica de Jesús en el Jordán, la misión de los apóstoles en Pentecostés y la incorporación de los gentiles sin someterse a las prescripciones de la Ley revelada a Moisés. Estos análisis exegéticos conducen a resúmenes y conclusiones que ayudan a replantearse la situación actual de las Iglesias a la luz de uno de los aspectos menos estudiados de nuestra tradición.