ARZUBIALDE ECHEVERRÍA, SANTIAGO
La humanidad de Cristo, la lógica del amor y el misterio trinitario, que en la muerte y resurrección de Jesús pusieron de manifiesto su indisoluble dinamismo y unidad, quizá deberían ser la columna vertebral de la Teología Espiritual Sistemática del futuro, con el fin de que tanto el creyente como la comunidad orante entren en comunión vital con el misterio de la santa e inefable Trinidad.