Si uno hubiese de elegir una palabra que definiera con tino la vida de Jean-
Marie Le Pen, probablemente se decantara por trepidante. Al fin y al cabo, en
noventa y dos años ha hecho más cosas que las que cualquier hombre
corriente podría hacer en mil. Tras haber perdido a su padre cuando no era
más que un adolescente, durante la II Guerra Mundial, el protagonista de estas
memorias empuñó las armas en Indochina y Egipto, fue el miembro más joven
de la Asamblea Nacional durante la década de los 50 y fundó un movimiento
político para defender la Argelia francesa en los 60. El libro que el lector tiene
entre manos relata la infancia, la adolescencia, la juventud y los primeros años
de la edad adulta de uno de los políticos más controvertidos y carismáticos de
la segunda mitad del S.XX. Pero no conviene pensar en las típicas memorias
de un político, casi siempre frías y repletas de acartonados formalismos. Estas
son bien distintas, pues el autor las ha escrito con la misma naturalidad con
que se dirigiría a un buen amigo suyo en un lugar cualquiera. No
encontraremos aquí frases medidas al milímetro ni opiniones medrosas
llamadas a agradar a hombres moderados. Al contrario, cada línea, cada frase
está impregnada de esa pasión tan propia de quien ama su patria con ardor y,
en consecuencia, sufre viéndola languidecer.