1934. Tras la epidemia de gripe, que ha dejado cientos de miles de víctimas, Seattle está ahora inmersa en la Gran Depresión. La gente pierde su trabajo, las calles se llenan de mendigos y los niños atestan los orfanatos. William, de once años y origen chino, es uno de ellos. Recuerda cómo hace cinco años se llevaron el cuerpo inerte de su madre del pequeño piso en que vivían, y no sabe si ella está viva o muerta.