La pregunta por el sentido de la existencia es, en primera instancia, una pregunta por el ser humano. Qué es el ser humano, quién soy yo como ser humano. Exige ir al fondo de uno mismo, superar una primera lectura externa para adentrarnos en los laberintos existenciales que nos obligan a repensarnos. Se trata de una pregunta que no se contesta con una respuesta, sino que obliga a seguir generando nuevas preguntas. Preguntas generadoras que nos abocan a un movimiento. Por eso las llamamos «generadoras», porque generan nuevas preguntas, nuevos caminos, nuevas perspectivas, nuevos horizontes... Generan un movimiento, un ponerse en camino. Se trata de aprender a leer la realidad, a ir más allá de una primera visión o lectura para encaminarnos hacia nuevas posibilidades de comprensión y de existencia.