Hemos de resolver los problemas lo mejor que podamos. Pero los misterios debemos respetarlos y habitar en ellos. El ser humano es problemático en algunos aspectos, pero a la vez es también profundamente misterioso. Son muchas las ciencias que tratan de resolver los problemas humanos. La contemplación, en cambio, quiere abrirnos al inagotable Misterio del ser humano, con el fin de encontrar en él aceptación y fuerza, sabiduría y esperanza... e incluso un hogar. Esto implica tanto un don como una tarea. El misterio de la persona humana está completamente enraizado en el misterio de Dios, que es más íntimo y está más cerca de nosotros que nosotros mismos, al tiempo que nos sobrepasa infinitamente.
La Biblia nos proporciona una gran ayuda para adentrarnos más en Dios y en nosotros mismos. Los siete capítulos de este libro, otras tantas meditaciones bíblicas, presentan parte de esa ayuda y giran en torno al misterio de cómo podemos encontrar a Dios en nosotros y cómo podemos encontrarnos en él, para llegar a ser quienes somos.