Sesenta mil personas con enfermedad mental en 25 años. Sin título
de medicina y sin ni siquiera ser psiquiatra de profesión, Grégoire
Ahongbonon ha realizado un pequeño milagro en Costa de Marfil,
Benín, Togo y Burkina Faso. Este esposo y padre de familia,
anteriormente empresario, se ha convertido en un defensor de "los
olvidados de los olvidados" de África: personas con enfermedades
mentales, estigmatizadas doblemente al ser consideradas como
objeto de brujería y que, a menudo, caen en manos de pseudo
curanderos y pastores que los encadenan para "liberarlos" de sus
hechizos. En el contexto africano, la enfermedad psiquiátrica conlleva
marginación, cadenas, limitación de la libertad. Y un mar de
sufrimientos. Para Grégoire, «mientras haya un hombre o mujer
encadenados, toda la humanidad estará encadenada». Por ello, desde
los años noventa, ha dedicado su vida a liberar, acoger e integrar a
personas con enfermedad mental a través de un método que hoy es
objeto de estudio por parte de la OMS. Al igual que Janine, que estuvo
encadenada durante 36 largos años, otras veinticinco mil personas
han sido acogidas en decenas de centros fundados por él, en los que
los propios enfermos, una vez curados, atienden y cuidan a los recién
llegados. La de Grégoire es ciertamente una gran epopeya
contemporánea de caridad y fe, una luz de esperanza indomable
frente al dolor de "los últimos" de este mundo.