El Mundial de Rusia de 2018 supone para la selección española de
fútbol dar la vuelta a la esquina después de las decepciones sufridas.
Tras ellas, Julen Lopetegui es el elegido para suceder a Vicente del Bosque y el nuevo
seleccionador lidera un cambio tranquilo apoyado en los jugadores de su generación, en
los campeones con los que triunfó años atrás en las categorías inferiores. Una etapa vertiginosa,
intachable sobre el terreno de juego, pero turbulenta fuera de él. Además de
guiar con tacto la catarsis generacional, Julen Lopetegui ha sabido manejar despedidas
históricas como la de Iker Casillas, restañar heridas como las de David Villa y liderar un
equipo sin mando visible, con una Federación Española de Fútbol descabezada por los
escándalos de corrupción y sin presidente durante más de un ejercicio.