Etty poseía una notable capacidad de introspección, buenas dotes de narradora y una brutal sinceridad consigo misma. Sus reflexiones sobre el amor, sobre la mujer, sobre las relaciones humanas y sobre las posibilidades latentes en la profundidad de todos los seres humanos hacen que el lector se identifique con ella y se pregunte cómo pudo darse una evolución tan asombrosa en su vida.
«Una vida puesta del revés» (Une vie bouleversée) fue el título que se dio a las traducciones oficiales del diario de Etty Hillesum, una muchacha judía que murió en Auschwitz a los 28 años y que dejó un diario que había comenzado a redactar a instancias de su psicólogo. Pero en realidad es la vida y la evolución de Etty la que nos pone del revés y nos interpela a todos nosotros. Por algo se la ha llegado a considerar como uno de los mayores referentes éticos del siglo XX.
Parece imposible que el diario, que comienza con los clásicos problemas de una muchacha «postmoderna» de hoy (vida sexual muy libre, aborto, malas relaciones con sus padres, depresiones, bulimia...), termine convirtiéndose en una auténtica oración, en un encuentro con Dios que rebosa hasta proporcionar un sentido a su vida en medio del mayor sinsentido de la historia y que la convierte (en expresión suya) en «bálsamo derramado sobre tantas heridas».
Etty poseía una notable capacidad de introspección, buenas dotes de narradora y una brutal sinceridad consigo misma. Sus reflexiones sobre el amor, sobre la mujer, sobre las relaciones humanas y sobre las posibilidades latentes en la profundidad de todos los seres humanos hacen que el lector se identifique con ella y se pregunte cómo pudo darse una evolución tan asombrosa en tan poco tiempo.