En la primera parte de este libro comenta los llamados Símbolos de la fe o Credos. La segunda está dedicada a la reflesión teológica sobre la fe: la componen textos de San Agustín, Santo Tomás, Santa Catalina de Siena y Santa Teresa. Cierra la obra una selección del más reciente magisterio de la Iglesia, concluyendo con la Carta apostólica Porta Fidei.