España a mediados del siglo XVIII. La Ilustración empieza
a ser realidad, pero la Inquisición aún tiene fuerza.
Los marinos españoles publican obras de gran importancia
científica. Es el caso de Jorge Juan, que ha medido el
meridiano terrestre y acaba de publicar un libro sobre
ello, pese a los reparos de la Inquisición. Por su parte, el
marqués de la Ensenada, principal ministro de Fernando
VI, está dispuesto a potenciar una flota moderna capaz de
enfrentarse a la británica.
Jorge Juan viaja a Londres como científico para participar
en las reuniones de la Royal Society, donde se lo
recibe como marino ilustrado, pero la verdadera razón de
su viaje es espiar los astilleros ingleses. Adopta para ello
una doble identidad: la real y la de un librero que se mueve
por los muelles del Támesis buscando a expertos en la
construcción naval. Así, contratará y traerá a España a los
hombres que harán realidad los proyectos de Ensenada.
Pero al ser descubierto, tendrá que huir de Londres.
En Madrid, Fernando VI y la portuguesa Bárbara de Braganza
quieren mantenerse neutrales ante la guerra que enfrenta a
británicos y franceses. Ensenada, en cambio, es partidario de
la alianza con Francia, ya que Gran Bretaña practica el contrabando
en nuestras colonias.