Si pudieran entrevistar a la persona que ustedes quisieran,
¿a quién elegirían? Esa pregunta, lanzada en el
ámbito de un aula de clases en la universidad, fue el origen
de este libro. Curiosamente, al autor nunca se le ocurrió
responder que elegiría a Jesucristo. Más que nada, porque
esa pregunta invitaba a pensar en un deseo irrealizable.
Pasó el tiempo, y un día, mientras leía el Evangelio, el
autor hizo un descubrimiento: la entrevista a Jesucristo no
solo era posible, sino que ya había tenido lugar. De hecho,
el Evangelio en cierto sentido es una gran síntesis de esa
entrevista. Al rabino galileo se le dirigieron decenas de
preguntas durante los años que pasó en la tierra. Ese Hombre,
que es Dios, se deja entrevistar.