Considerando algunos tratados fundamentales  de  la  vida  cristiana,  y  a  través  de  nociones básicas en materia de Biblia, Tradición y Magisterio, la autora reflexiona sobre la condición débil y la experiencia de debilidad. En el entorno de esta experiencia  sitúa  diez  términos:  «tropezar»,  «errar»,  «impotencia»,  «límite»,  «incapacidad», «pobreza», «miseria», «pequeñez»,  «fragilidad»  y  «vulnerabilidad».   
	Una  mirada  de  fe  al  ámbito  conceptual que generan estos términos descubre en  
	la  debilidad  una  posible  excelencia  de lo  humano  unida  al  reconocimiento  del   
	poder y la actuación de Dios. 
	El texto facilita una lectura «interiorizada» personal y comunitaria.