«Si lo que se dice sobre Dios no parte de la vida y no aboca en ella, no
pasará de ser un discurso que, en el mejor de los casos, amueblará la cabeza,
pero, ciertamente, no alimentará el alma. Dicho de otro modo: fuera
del presente, no hay Dios; Dios se manifiesta cuando la vida es auténtica».
Así empieza Encontrarse con Dios, el primer libro que escribió Franz Jalics,
extraordinario maestro de oración. Siendo una obra primeriza, brillan
ya en ella las convicciones espirituales que acompañarán a Jalics durante
toda su vida: que todo lo humano, si es tal, es de alguna manera también
divino; y que todo lo que llamamos divino ayuda al ser humano a ser verdaderamente
él mismo.
Esto es, precisamente, lo que significa Jesucristo: que no hay salvación
fuera de lo humano, y que la salvación es la plenitud de lo humano.