Arte y familia son expresión de un modo de vida natural y posibilitan el crecimiento de la persona y el desarrollo de la sociedad.
El arte no solo enriquece el patrimonio cultural de una
nación o de un grupo, antes bien presta un servicio social cualificado. De la misma manera, la familia no solo contribuye a aumentar cuantitativamente el número de individuos, sino que los forma, los conforma, los educa para que sean ciudadanos libres, inteligentes, generosos, serviciales y comprometidos con el bien común. Si, además, arte y familia acogen una dimensión espiritual, estarán ofreciendo una visión más completa de la persona.