No nacen de repente las tornasoladas vivencias que Serrano pasea por estas páginas impregnadas de lirismo. Aquéllas llevan en sí mismas ciertos conjuros milenarios, llegados por distintos senderos, transmitidos en diferentes idiomas, identificados con una misma intuición: la de la búsqueda consciente, empecinada, alucinada, indómita. ELELLA es un mundo de sueños dentro de un sueño tremendo. Es tal vez la afirmación más rotunda de que lo onírico nos penetra ubicuamente, y nos devuelve, a través del fantástico caleidoscopio de la eternidad, como proyectadas sombras de la nada que revitalizan su existencia a través de percudidos recuerdos ajenos, mientras en lo más íntimo apenas queda detrás de nosotros un último y lacerante susurro de agonía. ELELLA es una identidad formidables, misteriosa y única, por encima de las barreras del sexo, de las diferencias circunstanciales, de los errores metafísicos consentidos por costumbre, rito y paciencia, a través de generaciones de ciencia ensoberbecida, de religión multifacética y masiva aquiescencia bovina. Miguel Serrano conjuga en ELELLA las cadencias de un imponente