El magisterio de San Juan Bautista de la Concepción sobre la virtud de la humildad es intenso y extenso. Intenso porque ahonda de forma insistente en los aspectos de la humildad que considera importantes. Extenso porque el concepto de humildad atraviesa todos sus copiosos escritos ya sea usado en alguna de sus facetas teológico-espirituales y ascéticas ya sea entroncado con la espiritualidad propia de la Orden Trinitaria. Su atención se centra en la humildad de corazón alimentada por la fe y el amor de Dios. Ni que decir tiene que su enseñanza, iluminada por la propia experiencia, es de gran actualidad pues aporta luz en un aspecto tan esencial para la vida como descuidado en nuestros días.