A San Francisco de Asís se le identifica generalmente con el
	amor a la naturaleza, con el servicio a los pobres y con la
	práctica más estricta de la pobreza evangélica. Esas notas de
	su personalidad pueden estar ocultando algo aún más
	importante, algo que les da sentido y que muy pocos conocen.
	El santo de Asís no fue un hombre atormentado, pero sí fue
	alguien que sufrió mucho.
	En este libro se muestra el rostro de San Francisco, el que
	completa la visión romántica y naif que muchos tienen de
	él: conocer esa realidad es imprescindible para que el
	poverello siga teniendo algo que decir a los hombres de
	nuestra época.
	Una novela profunda y conmovedora que nos acercará no
	solo a la trayectoria de un religioso que, con su vida y obra,
	marcó la historia del Cristianismo, sino también a los últimos y
	determinantes años del fundador de la Orden franciscana,
	marcados por el desgarrador sentimiento del hombre ante las
	distintas encrucijadas que tuvo que afrontar en el camino de
	la entrega a la fe y al Dios todopoderoso.