Fabien sufrió una rotura de vértebras a causa de una mala zambullida en una piscina y perdió la movilidad en el cuerpo. Con apenas veinte años, los médicos le diagnosticaron que no volvería a andar, pero él no se rindió. Por medio de una mirada positiva y llena de esperanza, aprendió a aceptar su nuevo estado, riéndose de las situaciones tragicómicas que le acontecían cada día por falta de autonomía. El año de lucha feroz para dejar de ser prisionero de su propio cuerpo, para recuperar la autonomía y dar sus primeros pasos victoriosos transforma a Fabien, que descubre lo que es realmente importante en la vida. En el centro de rehabilitación no solo va a recuperarse sino también conocerá el valor de la amistad gracias a los chicos en su misma situación y la estrecha relación con su enfermero.