Cuando se alcanza cierta edad, no es un tiempo para lamentos y añoranza,
sino una oportunidad única para crecer, ser mejores, amar más,
servir con esa experiencia y sabiduría adquiridas en tantos trabajos y avatares,
penas y gozos.
El hombre es un ser itinerante, su camino arriesgado, alta es la meta por
alcanzar: llegar al Cielo es lo que importa. Somos peregrinos del desierto,
pero no estamos solos: un caminante misterioso Jesús de Nazaret
acompaña nuestros pasos.
Este libro ofrece un modelo positivo, esperanzado y optimista de la penúltima
etapa de la vida.