Roma, enero de 1839. El ilusionista Bartolomeo Bosco, el cónsul francés Henry Beyle, novelista aún poco conocido que firma con el pseudónimo de Stendhal, el joven escritor ruso Nikolaj Gogol y la cantante de ópera Giuditta Grisi se encuentran por casualidad en la renombrada posada Serny de Piazza di Spagna. Los cuatros personajes se turnan para contar sus historias, que van desde las ruinas de la antigua Roma hasta el cónclave para la elección del nuevo Papa, desde un misterioso episodio de piedad popular hasta la problemática puesta en escena de un nuevo melodrama del gran Bellini
En la posada hay una pared con un Cristo del que mana sangre; por la novela desfilan santones y santas de dudoso estatus; los masones carbonarios también tienen su espacio; cardenales, banqueros y la Santísima Virgen de Loreto; delincuentes, contrabandistas y uno que vendió su alma. Y mucho más.
Todas las historias, aparentemente inconexas, convergen hacia un giro final, que revelará más de un misterio.
La oscuridad, la dulzura y el esplendor de Roma son los elementos del telón de fondo sobre el que se mueven los personajes de esta historia, un entramado complejo en cuyos pliegues resuena una melodía cruel pero dulce, que lleva su mensaje porque Roma es la verdadera protagonista de la obra.