En el acompañamiento espiritual, la persona acompañada (el discípulo) es la principal respon sable de su propio proceso,tanto para iniciar su propio camino espiritual como para relacio narse con Dios y comprometerse con los demás; lo cual incluye discernir y decidir cada día sobre muchas opciones vitales, grandes y pequeñas, incluida su vocación cristiana particular. El acompañante, por su parte, trata de ayudar en ese generoso esfuerzo.