Alex Conklin, su antiguo jefe en la CIA y Mo Panov, el psicólogo que le ayudó a recobrar la normalidad, han sido ejecutados, lo que convierte a Bourne en el principal sospechoso del crimen. Objeto de una nueva caza del hombre, el ex agente deberá enfrentarse además a un asesino a sueldo tan silencioso y mortal como él mismo.