En la naturaleza viven espíritus benignos, como las hadas.
Un día escucharon una hermosa música medicina que llegaba de detrás de unas rocas.
Un indio, con su guitarra y su camiseta a rayas, cantaba con alegría, y las pequeñas hadas danzaban todo el día.
Muy pronto, hadas de todas partes se acercaban a sentir aquella bonita música y a bailar todo el tiempo.
Rápido se iban volando a otros montes y otros campos, aleteando, riendo y con danzas.
Compartiendo la música, la danza y el juego, con mariposas y grillos cantando por el sendero.