Los hombres de Austen son sinceros, comprometidos con sus familias, con su deber y con sus sentimientos; son amables con todos, incluso con los desiguales; corteses sin aspavientos, acogedores sin presunción... Y, sobre todo, piensan antes de actuar. Sean caballeros, terratenientes, militares, profesionales liberales u hombres de la iglesia, el esquema del nuevo hombre abandona para siempre la vieja visión caballeresca basada más en la apariencia que en la realidad.
Las novelas de Austen muestran un ideal masculino más ajustado a la sociedad de su tiempo. Darcy, Knightley o Wentworth, por citar a algunos de ellos, expresan con sus actos y su forma de relacionarse con las mujeres las características de esa nueva sentimentalidad.