GONZÁLEZ DE CARDEDAL, OLEGARIO
Quien descarta de sus labios la palabra Dios, ¿no pierde un universo de
sentido y de esperanza? Y siendo coherentes, ¿no debería hacer lo mismo
con otras palabras sagradas como amor y libertad, piedad y justicia?
Por otra parte, quien se esfuerza por pensar la realidad de Dios sin fe es
como el que intenta percibir la belleza de un paisaje cerrando los ojos. Pero
la verdad humana decisiva de este esfuerzo sólo se alcanza por medio de la
empatía, de la con-naturalidad y, en último término, de la fe personal.
La inteligencia del hombre y la revelación de Dios convergen en la historia
de manera concreta, privilegiada y única en la humanidad del Hijo
encarnado, Jesucristo. Es en esta comunión sin anulación de la autonomía
humana se descubre el camino por el que Dios ha llegado al hombre y por
el que el hombre puede llegar a Dios.