Para la mayoría de los exegetas, los recuerdos sobre Jesús se transmitieron
de forma oral y su memoria permaneció viva hasta bien entrado el
siglo II. Sin embargo, fue decisiva su puesta por escrito en los evangelios
para preservar aquellos recuerdos y transmitirlos a las siguientes
generaciones.
En el presente estudio se reivindica el papel decisivo que tuvo la
«textualización» en la composición y difusión de los evangelios frente a la
memorioral. Para ello defiende la importancia de los manuscritos en el
cristianismo naciente y describe el proceso de «textualización competitiva».
Asimismo, la lectura pública de los textos en las asambleas litúrgicas
cristianas consolidó la forma textual de la tradición sobre Jesús y otorgó a los
escritos sobre él una autoridad que contribuyó a consolidar la identidad de
sus seguidores.