Michael K. sabía que su primer día en un colegio nuevo no iba a ser fácil. Aulas nuevas, caras desconocidas, un mont n de nombres por aprender. Y todo sin ning n amigo con quien compartir los nervios ( y la hora del patio, claro!). Pero lo que Michael no sabía es que estaba a punto de vivir la aventura más ALOCADA y SENSACIONAL de su vida. Todo había empezado a primera hora de la mañana en su nuevo pupitre, que Michael K. compartía con tres criaturas de lo más raras: Bob y Jennifer y su mascota, un hámster llamado Pelusilla.