En la vida, toda persona se ve a menudo
enfrentada a una elección. Pero, ¿cómo
sabemos si estamos eligiendo el bien o el
mal, la vida o la muerte? La respuesta es
clara, por medio del arte del discernimiento.
El discernimiento ha estado siempre presente
en la vida monástica y en la espiritualidad
ignaciana. Don del Espíritu Santo, los padres
del desierto lo consideraban «la más alta de
todas las virtudes». Por ello, advierte el autor,
es preciso volver a ejercitarse en este arte
tan esencial para la vida cristiana, o la vida
sin más.
El libro nos ofrece consejos útiles y valiosos
para que nuestra existencia fructifique y se
convierta en un «amén» sincero y convencido
a la voluntad del Señor.