El Apocalipsis es evangelio. Una de las cuatro formas -junto a los evangelios, las cartas y los Hechos de los Apóstoles- en las que la comunidad eclesial original dejó plasmada su fe por escrito y para siempre. Nos habla del plan salvador de Dios, que tiene siempre la iniciativa en la liberación del hombre; de su ejecución final en la persona de Jesús, el Cordero, humillado y glorioso; de la Iglesia, en la que se vive el misterio cristiano con los altibajos inevitables; del cristiano, que vive su fe en medio de grandes tensiones, seducciones e incluso persecuciones; de la victoria de Dios sobre sus enemigos y de la retribución gloriosa que espera a todos aquellos que le son fieles, a todos aquellos que han servido la causa de Dios y no la del Maligno. Su finalidad principal es la revelación de Cristo, que es la fuente de nuestra esperanza. Pretendemos que, en lugar de catastrofista, como injustamente ha sido apodado, el Apocalipsis sea conocido como el libro de las Bienaventuranzas.