El presente libro no es un trabajo histórico sobre la tragedia, sino que aspira más bien a ser un estudio político. Parte de la convicción de que un materialismo genuino, opuesto tanto al relativismo históricista como al idealismo, ha de estar también atento a aquellos aspectos de la existencia que constituyen estructuras permanentes del ser genérico del hombre, entre las que se cuenta la realidad del sufrimiento.