Deben de ser los años sesenta cuando Ana llega al pueblo de Valladolid en el que nació su madre. Tras quedarse huérfana, queda al cuidado de su abuela, con principio de alzhéimer, y las mujeres de la casa, entre ellas Fernanda, sirvienta en la familia de toda la vida. Ese verano, además de vivir el primer amor, Ana ahonda en el pasado familiar con la guerra civil como elemento desencadenante de un grave trastorno que aún perdura en el presente.