«[...] Procuraste con gran empeño la formación de los sacerdotes y
del pueblo, dado que la ignorancia, sobre todo en el ámbito
religioso, es causa de muchos males; en cambio, la recta doctrina
disipa en gran medida las sombras del error. Y esto lo has
conseguido, tanto con la palabra viva y la predicación, como con las
cartas escritas [...] Además, comprendiendo bien la íntima eficacia
de los Sacramentos, has trabajado, con tu ejemplo, para que los
sacerdotes pongan su empeño y su alma en celebrarlos con la
mayor piedad y asiduidad posibles. [...] Te has preocupado de
ayudar a los pobres con todo lo que has podido, bien consciente de
que ellos son miembros insignes del Cuerpo de Cristo. [...] Has
prestado atención a los sacerdotes, a los religiosos y al pueblo con
una preocupación pastoral tan solícita [...] que ha contribuido
poderosamente a alimentar la fe sagrada en Cristo. Has visitado, y
con frecuencia, casi todas las Parroquias, con notable aumento de
la mutua caridad. Tu labor se ha extendido también a fomentar [...]
las prácticas de piedad, y a organizar Semanas para tratar,
aumentar y renovar la religión, así como el Seminario y los Centros
de Enseñanza; todo lo cual [...] se considera indispensable para
lograr sacerdotes y laicos bien instruidos.
Tu alabanza mayor está reservada a Cristo, el Cual te premiará,
como es Nuestro deseo. Bien sabemos que no siempre has
navegado por mares tranquilos, pero ¿a quién no alcanza el oleaje?
Sigue, pues, por el camino emprendido, confiando en Dios, a Quien
sea la gloria por los siglos».
San Juan Pablo II a Don Marcelo, en su XXV Jubileo episcopal Este
es el segundo volumen Don Marcelo, que recoge numerosas
fuentes y testimonios que dan fe de la vida del cardenal Primado y
narra algunas de sus «transiciones»: la de sacerdote a obispo,
responsabilidad angustiante que no deseaba; la de su traslado de
Astorga a Barcelona, al que fue reticente; la de la Iglesia anterior al
Vaticano II a la del posconcilio, donde queda de manifiesto el celo
con el que Don Marcelo trató de aplicar el Concilio como hijo
humilde y agradecido de la Iglesia; o la Transición, el advenimiento
de la democracia a España, durante la cual su postura también es
incomprendida demasiadas veces.
Los autores recogen también muchos detalles de sus relaciones
con figuras esenciales para la vida de la Iglesia durante el último
siglo, como los santos pontífices Juan XXXIII, Pablo VI y Juan
Pablo II; san Josemaría Escrivá y el beato Álvaro del Portillo; santa
Maravillas de Jesús, el cardenal Tarancón o el general Franco.