No es frecuente en nuestros días que el relato en primera persona de una conversión alcance tantas ediciones. Este libro se ha convertido ya en un clásico del género autobiográfico y testimonial. La vivencia que describe es atrayente y luminosa, pues su conversión se incluye entre aquellas que son fruto de una gracia que algunos escolásticos llaman "tumbativa". El propio Frossard describe su caso: "Habiendo entrado a las cinco y diez de la tarde en la capilla del Barrio Latino en busca de un amigo, salí a las cinco y cuarto en compañía de una amistad que ya no era de la tierra".