E l papa León XIV, en esta primera Exhortación apostólica y en continuidad con la encíclica Dilexit nos del papa Francisco, nos invita a comprometernos por el bien común de la sociedad y, en particular, por la defensa y la promoción de los más débiles y desfavorecidos, para que cualquier pobre pueda sentir que las palabras de Jesús: «Yo te he amado» son para él.
El cuidado y el amor a los pobres siempre ha formado parte de la gran Tradición de la Iglesia, como un faro de luz que, desde el Evangelio, ha iluminado los corazones y los pasos de los cristianos de todos los tiempos, siendo la garantía evangélica de una Iglesia fi el al corazón de Dios. Esta es la Iglesia que el mundo necesita hoy, una Iglesia por y con los pobres, una Iglesia que no pone límites al amor, que no conoce enemigos a los que combatir, sino solo hombres y mujeres a los que amar.