Con notable lucidez, la psiquiatra Mercedes Nasarre nos brinda en esta
pequeña historia la posibilidad de comprender el mundo de la fe. Allí donde
se agotan las posibilidades humanas, donde la auténtica oración brota de la
desnudez y de la necesidad. La autora, como terapeuta, constata que todos
necesitamos la mediación de un vínculo que nos ayude a unificar nuestro
mundo interior. Por eso la experiencia de fe es sanadora. Para uno mismo y
para los otros. La enfermedad, la desintegración familiar, las inquietudes de
la juventud, el desarraigo, el silencio
Todo esto y más aparece en el libro.
Y en medio de todas las circunstancias de Emilia, esa relación, esa
experiencia de amor incondicional en lo íntimo. Ahí está el corazón de la
vida.